La vida en una masía
Es a partir de la edad media cuando las masías fueron el eje vertebrador de la Cataluña vieja. La multitud de masías diseminadas por el territorio y la gente que las habitaba y cultivaba las tierras definían la identidad del país. Mil años después, las masías ya no son el centro de la actividad económica, ni mucho menos, pero con alguna excepción, como es el caso de Mas Vicenç.
“No somos nosotros quienes poseemos la tierra, es la tierra que nos ha hecho como somos. Más hace falta renovar para poder continuar, y no es mirando el pasado cómo se avanza”, relataba el amigo Jean Sales.
Así es como en el año 1954 y con 90 años a sus espaldas, el masovero Vicenç Ferré se convierte en propietario de la masía debido a la pérdida sin descendencia de la antigua propietaria de la masía y así comienza la pequeña historia de una familia estrechamente ligada a la ganadería y la agricultura.
51 años más tarde de este hecho, llega la revolución del vino, convirtiéndose en la actividad manufacturera principal y ocupando muchos espacios del interior de la actual masía catalana. Si lo vieran nuestros antepasados, seguro que no se lo creerían.
Es sencillamente un orgullo proseguir este legado familiar en torno a la masía y las tierras que le rodean, observando un presente y futuro lleno de vida en Mas Vicenç.
¡Larga vida a las masías y a la vida rural!
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